Archivo de junio, 2009

Los Heraldos Negros

Posted in Casa on junio 28, 2009 by eCronopio
Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé!

Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,


la resaca de todo lo sufrido


se empozara en el alma… Yo no sé!




Son pocos; pero son… Abren zanjas oscuras


en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.


Serán talvez los potros de bárbaros atilas;


o los heraldos negros que nos manda la Muerte.




Son las caídas hondas de los Cristos del alma,


de alguna fe adorable que el Destino blasfema.


Esos golpes sangrientos son las crepitaciones


de algún pan que en la puerta del horno se nos quema




Y el hombre… Pobre… pobre! Vuelve los ojos, como


cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;


vuelve los ojos locos, y todo lo vivido


se empoza, como charco de culpa, en la mirada.




Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé!

C. Vallejo

Lice

Posted in Casa on junio 19, 2009 by eCronopio
No recuerdo  antes haber hecho una entrada de blog en este estado de ebriedad en el que me encuentro ahora. Se me va un pedazo de vida con la repentina partida de Lice, mujer que he querido más allá del bien y del mal (como he conseguido querer a poca gente), una amiga verdadera de las que escasean. 
 
Lice te deseo la mejor de las suertes ahora que París tendrá dos torres: la Eifel, la de los libros y otra contigo, no me despido porque reniego siempre al final, te veo pronto y luego, un abrazo muy largo.
 

facebook.com/espaciocronopio

Posted in Casa on junio 15, 2009 by eCronopio
Primero fue twitter.com/espaciocronopio ahora facebook.com/espaciocronopio, servicios que para nada uso y que básicamente reservo para cuando tengan movimiento…

Rumbo al sugerido diplomado

Posted in Casa on junio 9, 2009 by eCronopio
La operación gym no sobrevivió a la soledad y a la (prohibido mencionarlo) crisis mundial, invento ahora explotar un poco esa chispa de bombero, que según yo poseo.


tengo una muñeca que regala besos

Posted in Casa on junio 2, 2009 by eCronopio
Tengo una canción,
una habitación,
tengo una muñeca que regala besos,
Nada en especial,
un emotival
no sé cuántos huesos
y una foto de papá y mamá…
¡qué jóvenes están!
Tengo que aprender
uno y uno: tres,
ya se que la vida
es una herida
absurda.
Ganas de matar,
dos copas de más,
una risa curda,
un libro viejo de Roberto Arlt
que no me deja en paz.
Tengo una cruz
de estrellas en el sur.
Y, además,
hoy por hoy,
donde voy?
loco,
mareado por los focos
de azúcar y de sal,
de miedo y vanidad.
Del siglo que cumplí,
del pibe que no fui,
de todo lo que deja cicatriz.
Y no hay manera de evitar
el salto mortal
de vivir. Miércoles… jugo de ceniza,
lunes… pétalos de tiza
en el cristal.
Y… en fin,
tengo todo lo que perdí,
fumo Parisiennes,
toco con Chopin,
cultivo mi jardín,
me pone triste el mar,
y, cuando tardas en venir,
mi cama es una cama de hospital.
Y, además,
tengo una muñeca que regala besos.