Solo conmigo

Ya no recuerdo la última vez que estuve escribiendo por aquí. No hay manera de que pueda intentar resumir las cosas que han pasado en este tiempo, podría al menos justificar la ausencia.

Lo primero que se pensará es que ha faltado el acceso a la red mundial, luego que ha disminuido el tiempo en solitario para pensar o escribir y por último y no menos lógico que ha llegado una etapa de sequía causada por un arrebato de esa enemiga de la creatividad e intelectualidad que llamamos alegría. Ojalá una de éstas fuera la causa, lo más triste es que la causa es una sola y en nada tiene que ver con las anteriores, es que de repente no tengo para quién escribir.

Espacio Cronopio lleva años de existencia y a pesar de que siempre he estado consciente de las ínfimas estadísticas que le acompañan, siempre he sentido esa sensación de que aunque indescifrables mis posts van a algún sitio, son recibidos, interpretados. Muchas veces me sirve de referente histórico y aún así nunca he publicado nada pensando en la posteridad, la mayor parte del tiempo quiero dibujar un cuadro del momento, retratar las cosas que (me) pasan.

El dominio ha caducado hace unos días y ahora más que nunca estoy sólo a unos clics (o touch) de distancia de resolverlo sin realizar la renovación. Me he probado que puedo prescindir de muchas cosas en la vida, pero no creo que esté listo para dejar ir este blog. Nada personal, sólo no he podido hablar de nada con nadie, he estado inmensamente ocupado, sin chance siquiera de respirar no he dado abasto para ocuparme de estar solo conmigo.

Deja un comentario